Que la nave de un polígono industrial sea más inspiradora que una bucólica granja de agricultura ecológica para hilvanar un relato autobiográfico, ya nos da alguna pista de que “98 Octanos” no es una novela al uso. Lejos de la trepidante serie de peripecias de la primera obra de la trilogía “Insert coin”, “98 Octanos” es muchos libros en uno. Como indica acertadamente el propio protagonista, es el que piensa el autor, el que finalmente escribe y el que lee quien lo toma entre sus manos. Pero también es una atípica historia de amor que incluye una hilarante parodia de las terapias alternativas, y más un racconto que un flash-back de los acontecimientos que protagonizara en el primer libro Jonás Arranz. Aunque, por encima de todo, “98 Octanos” es una ficción dentro de la ficción. Una carrera de catárticas reflexiones que destripa el proceso de escribir y lo adereza con deliciosas subtramas de excéntricos personajes y el toque slapstick de algún que otro tartazo de nata que el lector o lectora propinaría con gusto a su particular lista de tartalizables. Como diría Jonás, la vida es demasiado real como para atraparla con palabras. No obstante, “98 Octanos” lo consigue. Y cómo.

 Helena Sanz, periodista.